El Proyecto “El Árbol es Vida”, que es una iniciativa cuyo objetivo es el de difundir la cultura del árbol mediante la plantación de 10 millones de árboles en espacios despoblados en toda España hasta el año 2015. El Consorcio encargado de la gestión del Proyecto está formado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y la Fundación Española de la madera.
Ha sido declarada Acontecimiento de Excepcional Interés Público, y la plantación de árboles se hará en función de las donaciones que consiga la Fundación Española de la Madera para este programa. Está previsto que el programa genere un ahorro a España de derechos de emisión equivalentes a 2,2 millones de tCO2 en un periodo de 40 años.
Este proyecto, amparado también por la Ley de Montes, responde a la necesidad de utilizar madera de montes gestionados de manera sostenible. De esta forma se favorece la economía sostenible y los cumplen su función de almacenar CO2, una medida natural para mitigar el cambio climático. ‘El Árbol es Vida’ generará un ahorro a España de derechos de emisión equivalentes a 2,2 millones de toneladas de CO2 en un periodo de 40 años, así como 150.000 tm de CO2 fijado al año. Además, el crecimiento en madera será de 74.000 m3/año.
Entre los pasos a dar están los de buscar acuerdos de colaboración con administraciones públicas, así como con propietarios privados para la localización y estudio de los terrenos de plantación -se calcula entre 8.000 y 10.000 las hectáreas necesarias para la plantación-, para lo que se adecuarán las distintas actuaciones a las diversas realidades de los territorios.
Además la nueva estrategia forestal europea establece que la biomasa forestal deberá proceder de explotaciones sostenibles, el borrador de la nueva directiva quiere asegurar que la biomasa de procedencia forestal provenga solo de explotaciones que llevan a cabo una gestión sostenible, establecida a escala mundial a través del Sustainable Forest Management (SFM) y a otros niveles por reglamentos y sistemas privados, como el Forest Stewardship Council (FSC) o el Programme for the Endorsement of Forest Certification (PEFC).
Como estaba previsto, establece áreas con alto valor en biodiversidad de donde queda prohibido extraer biomasa, que incluye bosques primarios y espacios protegidos, entre otros. También pide que evite “el indeseable cambio de uso de la tierra, con el fin de evitar posibles efectos no deseados por el aumento de la utilización de biomasa para energía”. Estos criterios no se aplicarían a la biomasa procedente de residuos, como el licor negro y otros desechos de la industria papelera, el aserrín de los aserraderos y el estiércol del ganado, etc.
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