Preguntas y respuestas

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LA ENERGÍA

1. ¿PODREMOS SEGUIR ENCONTRANDO PETRÓLEO INDEFINIDAMENTE?

Los grandes yacimientos de petróleo y, en general, del resto de combustibles fósiles han sido ya localizados y, en gran medida, explotados. Su origen responde a acontecimientos de la historia de nuestro planeta que tuvieron lugar en zonas muy concretas y en momentos determinados, de tal modo que los geólogos han podido detectar las zonas donde se concentran. Aunque cabe la posibilidad de algún nuevo descubrimiento, actualmente ya se conoce la ubicación y cuantía de las grandes reservas.

ASPO, la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo, está formada por especialistas europeos que estudian las reservas petrolíferas y sus modelos de disminución mediante el método Hubbert. A escala global, se estima que la tasa máxima de extracción de petróleo se alcanzará en el año 2010, y en el caso del gas natural algunos años después. Las previsiones  más optimistas prevén reservas para los próximos 100 años.

Este hecho implica importantes consecuencias para los países desarrollados que dependen, en gran medida, del petróleo, especialmente en los sectores del transporte, agricultura, la industria y la calefacción doméstica.

Esto hace inevitable un replanteamiento de nuestro sistema energético, e incluso de nuestra propia conducta, así como la utilización de otras fuentes de energía, autóctonas, ilimitadas y no contaminantes.

2. ¿ES LA ENERGÍA NUCLEAR LA SOLUCIÓN A NUESTRO MODELO ENERGÉTICO ACTUAL?

Mientras que las fuentes renovables aportaron en 2008 el 23% de la electricidad producida en España, la energía nuclear alcanzó el 16%. La energía nuclear utiliza como materia prima el uranio enriquecido, y en menor medida, el plutonio. Actualmente, se estiman unas reservas mundiales de uranio de 2,5 millones de toneladas, distribuidas entre Australia (24,5%), Kazajistán (17,3%), Canadá (13%) y Sudáfrica (8,6%) fundamentalmente. En Europa, solamente se localizan el 1,2% de las reservas totales mundiales.

El uranio se encuentra en la naturaleza en concentraciones muy bajas: 500 gramos de uranio aprovechable por cada tonelada de mineral, lo que provoca importantes deterioros en el medio para su extracción. En España son necesarias 1.500 toneladas de uranio natural para abastecer a las centrales actuales. Las reservas de materia prima localizadas en Salamanca y Badajoz no son rentables en las condiciones económicas y técnicas actuales, ya que suponen un coste de extracción superior a 116 €/Kg, por lo que importamos la materia prima principalmente de Nigeria.

Se estima que, al ritmo actual, las reservas en el mundo durarán 85 años. Si el total de la energía eléctrica mundial se produjese con energía nuclear bastarían sólo 5 años para agotar todo el uranio del planeta.

Las centrales nucleares no emiten gases derivados de la combustión que favorecen el efecto invernadero, ni emplean combustibles fósiles para su operación. Sus características chimeneas son torres de refrigeración por las que se libera vapor de agua. Sin embargo, generan otro tipo de problemas ambientales ligados a la fabricación del combustible y a la gestión posterior de los residuos radiactivos.

El periodo de vida de una central nuclear es de 25 años, mientras que los residuos radiactivos que genera quedan almacenados en depósitos durante toda su vida media, 250.000 años. ENRESA, Empresa Nacional de Residuos Radiactivos es la encargada en España de gestionar los más de 170.000 m3 de residuos de media y baja actividad, con un coste superior a los 15.000 millones de euros.

En la península hay funcionando 7 centrales nucleares, con una potencia total superior a 7.700 MW. El coste de inversión es de casi 3.000 millones de euros/GW. Si todo nuestro consumo eléctrico procediera de este tipo de instalaciones serían necesarios más de 30 nuevos reactores en la península y casi 15.000 en todo el mundo, lo que supone, no sólo un alto riesgo medioambiental, sino también un elevadísimo coste económico.

La utilización generalizada de fuentes nucleares para el abastecimiento energético global, tal y como plantean algunos grupos, implica también la necesaria reflexión sobre su colocación en países con importantes tensiones políticas, o próximas a los núcleos urbanos, principales centros de consumo, para evitar pérdidas energéticas en la distribución.

Por tanto, la energía nuclear no es la solución ya que, ni elimina el problema de la dependencia energética, ni disminuye el riesgo ambiental del sistema energético. Por esta razón países con un alto nivel de vida como Austria, Luxemburgo, Noruega o Nueva Zelanda han rechazado voluntariamente la idea de utilizar la energía nuclear como recurso energético.

3. ¿PUEDEN LAS ENERGÍAS RENOVABLES CUBRIR TOTALMENTE NUESTRAS NECESIDADES?

Es posible cubrir totalmente la demanda eléctrica de nuestro país a partir de fuentes de origen renovable. El potencial de generación eléctrica en España a partir de ellas es 50 veces superior al consumo eléctrico.

Plantear un nuevo modelo energético, basado en fuentes limpias e inagotables, favorece no sólo la distribución y el consumo por todo el territorio, sino también el desarrollo de cada región.

Así, Galicia, genera actualmente el 27% de la energía eólica producida en el territorio nacional, mientras que en España se superan continuadamente los techos de producción: el pasado día 9 de marzo de 2009 el 40% de la demanda eléctrica se cubrió con energía eólica.

4. ¿SON LAS ENERGÍAS RENOVABLES MÁS CARAS QUE LAS FUENTES CONVENCIONALES DE ENERGÍA?

Cualquier tecnología de nuevo desarrollo necesita de costes iniciales altos para su implantación. La instalación del primer MW eólico costó 1,65 millones € y en tan solo 22 años ha disminuido hasta casi un millón de €/MW. En los próximos 2 años se espera que sea competitiva con la electricidad de origen fósil. Los datos y la experiencia indican que en 2015 la energía solar fotovoltaica será igualmente competitiva, sin necesidad de ayudas.

En el año 2050, las tecnologías comerciales de menor coste serán las renovables. En esta fecha, se estima que la electricidad generada a partir de energía eólica terrestre en la península tendrá un coste entre 1,51 y 8,09 c€/KWh, y la energía solar termoeléctrica entre 3,07 y 8,13 c€/kWh.

Los costes de electricidad proyectados para las centrales de ciclo combinado alimentadas con gas natural serán superiores a 15 c€/KWhe, mientras que en la energía nuclear superarán los 20 c€/KWhe.

Es cierto que las instalaciones con energías renovables requieren una importante inversión económica inicial. Sin embargo, la materia prima que utilizan es inagotable y gratuita (sol, viento, agua, calor del subsuelo) por lo que una vez en funcionamiento su coste se reduce solamente al mantenimiento de las mismas.

La diferencia de precio con respecto al sistema basado en combustibles fósiles se debe tanto a su madurez tecnológica como a la no internalización de los costes ambientales y sociales ligados a la extracción, transporte y combustión de las materias primas.

Finalmente hay que tener en consideración que España, y especialmente Andalucía, carece de recursos energéticos fósiles, mientras que dispone de altas concentraciones de recursos renovables (sol, viento, mar) por lo que parece lógico y deseable el desarrollo de una tecnología propia que permita su aprovechamiento.

5. LA SUBIDA DE LA TARIFA ELÉCTRICA,

¿ES RESPONSABILIDAD DE LAS PRIMAS A LAS ENERGÍAS RENOVABLES?

Las tarifas eléctricas no recogen el precio real de la producción de electricidad. Este desfase ha dado lugar a la acumulación de un importante déficit desde el año 2000 que, en 2008, alcanzaba los 16.500 millones de euros.

Las primas a las energías renovables suponen 2.204 millones anuales, el 29% del déficit tarifario anual, cuyo objeto es animar la inversión en desarrollo tecnológico limpio que sustituya a otras tecnologías sucias de alto coste ambiental. Sólo la eólica supuso en 2007 una aportación al PIB de aproximadamente 1.665 millones de euros, contribuyó a reducir el coste de CO2 equivalente de 166 millones de euros y permitió ahorrar 788 millones de euros en combustibles fósiles.

De igual forma, actualmente, las energías convencionales, o sucias, también están recibiendo primas: el carbón nacional (93 millones de euros), la gestión de los residuos radiactivos (71 millones de euros) o la central térmica de Elcogás (65 millones de euros) son algunos ejemplos.